El evangelio del coyote: una historia de Animal Man (con spoilers)

La admiración que siento por esta grapa es inmensa. No voy a decir que es perfecta, porque hay una parte que me sobra bastante, pero en el conjunto es un trabajo brillante a todos los niveles.

Por un lado es como un primer violín preparando el tono a toda la orquesta, organizando lo que será el resto de la etapa de Morrison en Animal Man: las referencias al cristianismo, el artista como Dios creador, lo atrayente del morbo de la muerte y el sufrimiento ajeno, cómo mostramos la violencia a los niños y la búsqueda de la definición de la realidad.

Por otro funciona de manera perfecta como una historia corta y autoconclusiva.

A partir de aquí os hablo un poco de por qué me emociona tanto y de mis conclusiones, así que damos paso a todos los spoilers del mundo.

La primera viñeta va fuerte. El cadáver de un animal atropellado a un lado de la carretera, nadie se ha parado. A su lado pasa un camión.

En él vamos a conocer a dos personajes tópicos aunque con un pequeño giro. Ella es una cría que piensa que va a triunfar en Hollywood. Se llama Carrie, como el personaje de Stephen King. Él un camionero que la ha recogido haciendo autostop en el desierto. ¿El cambio? Que es un hombre gay y habla de haber sobrevivido a las drogas y al SIDA gracias a su novio, Billy, y a Dios.

En la foto que lleva de sí mismo y su pareja el parecido a Freddie Mercury es muy obvio.

La manera en la que Carrie y el conductor empiezan a crear un vínculo es con un nexo cultural, la música. Y esta es una de las partes más curiosas del tebeo.

Lo que están cantando es ROADRUNNER, de The Modern Lovers. Y, si abrís su artículo en Wikipedia, veréis una cita del crítico Greil Marcus en la que dice:

La canción más sencilla del mundo, y la más extraña.

Y, la verdad, es una frase perfecta para El evangelio del Coyote. La siguiente canción que cantan es del mismo grupo. La narrativa no te marca que se trate de otra, pero en la siguiente fila están cantando I’m in Love with the Modern World, también de The Modern Lovers. En este caso una señal clara a que estamos hablando de los valores de la sociedad del momento.

Por otro lado Roadrunner es interesante más allá de ese pequeño apunte.

Como podéis ver en el artículo ha tenido varias versiones. Se ha repetido y rehecho con el tiempo. Y este es uno de los temas principales del cómic. Hace unas viñetas vimos el cadáver del animal y, en breves, vamos a ver cómo el camión que estamos siguiendo va a volver a hacerlo. Y a no mirar atrás, abandonándolo.

Pero, aún más ¿Sabéis lo que significa Roadrunner? Pues sí, es el Correcaminos.

El Coyote está totalmente aplastado en el suelo y Morrison, con un trabajo gráfico que acompaña a la perfección, nos enseña cómo se regenera de manera explícita. E

Hemos visto millones de veces esta dinámica. Es un producto para niños. Y aquí no hay un solo instante que le pondrías a uno. Cuando quitas los dibujos, la música, lo que queda es esto. La señalización a la manera en que se dulcifica la crueldad, pero está ahí, me parece increíble. Está muy muy bien hecha.

Lo ata, además, con el consejo del conductor. No mires atrás, no mires al dolor. No pares. Se define como cristiano, lleva una cruz enorme, reconoce haber sido salvado por alguien que sí decidió frenar. Pero eso es algo que él no va a hacer.

Cuando corta la escena, con un plano de este Coyote antropomorfo, despeinado, con aspecto desesperado y ojos de locura, ya solo con eso, habría hecho una historia completa. Pero no nos quedamos aquí y me parece increíble el punto hasta el que van a saber llevarla.

En la siguiente página seguimos con la educación infantil y vemos a uno de los hijos del protgaonista observándole mientras recibe de la televisión el mensaje DIOS NECESITA TU DINERO.

Eso sí, ahora viene la escena que me sobra y que además me sienta bastante mal.

Buddy está tirando todos los productos animales. Su mujer llega de trabajar y descubre que ha decidido hacer vegana a toda la familia. Sin ningún plan B, esa noche que se encargue otro de la cena. Pero carne no va a ser. Ella, obviamente, se enfada. Tienen niños pequeños, no lo ha hablado con ella. Él se enfada de vuelta y la deja que se encargue de todo, niños incluidos, sin ni mirar atrás.

Siento un rechazo muy fuerte por toda la dinámica familiar en Animal Man. Y esta escena en concreto es de un penoso grande.

En fin, seguimos. Que lo demás está genial.

Ha pasado un año desde la primera historia y volvemos al desierto, con el conductor. Está físicamente envejecido por encima de lo que debería y ha adoptado el aspecto clásico de estadounidense armado peligroso. En vez de un camión va en un jeep sin techo, con camiseta verde de tirantes y rifle.

Su madre, su novio y la cría han muerto. Él ha decidido que todo es culpa de aquel día que atropelló al Coyote, que en su mente es el demonio. Así que, por supuesto, ha hecho un plan para matarle esta vez de verdad. El plan no es muy elaborado. Incluye el rifle, con balas de diferentes tipos, un desprendimiento, una bomba y que en el momento adecuado le venga la fuerza de voluntad.

Mientras él ataca al Coyote sin cuartel y este se regenera, el animal sufre, sin defenderse. Sus ojos se abren mucho, de una forma descorazonadora. Es tan efectista el apartado gráfico, funciona tan bien.

No obstante, cuidando muy bien los detalles, también nos hacen ver cómo para el conductor/correcaminos en vez de una imagen de lástima se vuelve una imagen terrorífica.

Es aquí cuando Animal Man llega hasta ellos y el Coyote le entrega un pergamino, el Evangelio según Crafty. La historia de cómo llegó hasta allí.

Pasamos a dibujos cartoon y el coyote, que ahora sabemos que se llama Crafty, nos habla de la violencia sin sentido que invade la vida de todos los dibujos. Él decide rebelarse un día, coge un ascensor y se planta ante Dios.

Y Dios es un dibujante.

Con una línea de pintura roja a sus pies, que asemeja sangre, el pincel manchado al lado como una herramienta de poder. En un trono enorme. Una metáfora perfecta entre el término Dios Creador y lo que es el artista.

En la misma frase Dios le hace saber que va a ser castigado y que es un dios bueno. Crafty consigue pactar que su sufrimiento acabará con el de los animales que deja atrás. La base de la historia de Jesucristo.

Pero no solo eso, porque ha sido una constante a lo largo de la historia. Y así nos lo hace saber con un plano de mitología griega, convirtiendo a Coyote en un Prometeo cuyas entrañas son devoradas.

El evangelio termina con que cada día de tortura y vida es un día más para conseguir volver, para poder enfrentarse a Dios.

Aquí es donde, en una historia normal, el héroe debería ayudarle. Y algo debería cambiar. Pero Buddy mira el papel y solo encuentra un galimatías. La exposición progresiva, desde la música, los dibujos infantiles, la teletienda y cada pequeño detalle como la mención a King o los parecidos, nos ha expuesto el significado de la cultura compartida. Y ahora nos da en la cara con todo lo que no entendemos.

Acto seguido el Conductor/Correcaminos vuelve a disparar. La bala atraviesa el papel y esta vez mata a Crafty de verdad. Dios no quiere que entiendas. ¿Y por qué Dios? Pues porque la bala es de plata, el material del que estaba hecha la cruz que le regaló el novio, y no hemos vuelto a verle llevarla.

La muerte de Crafty sucede en clara simbología cristiana, con la imagen de la cruz. Con el último guiño al Dios creador, lo cíclico y los saltos temporales de la trama. Ahí están el pincel y la pintura roja sangre. Y ese The End, folks!, perfecto.

Y ya, cuando has terminado de leer todo esto, vuelves a mirar la portada y solo te quedan ganas de levantarte y aplaudir.



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