Reseña: «Luna nueva» (Stephenie Meyer)

Un día me acosté Team Edward, otro me releí Luna Nueva y al siguiente era sin ninguna duda Team Jacob.

¿Será esto madurar?

Fuera de bromas, vaya experiencia esta relectura. Es cierto que desde el principio, quitando mi odio intenso por el cuarto, entre los tres que sí me gustaron este fue el que menos con diferencia. Y el motivo principal se mantiene: la separación de Edward y Bella no le sienta bien, la pérdida del sentido del humor lo lastra y la protagonista es insoportable.

Cuando Luna Nueva empieza Bella cumple años y está dramática. Esto no debería ser un problema porque puedo empatizar perfectamente con mucho de esto y de la adolescencia, claro. El problema es cómo se comporta con el resto del mundo.

No está bien ser desagradable con los demás de manera consistente y encima ir de víctima. Una cosa es sentirte mal, que pasen cosas que escapan a tu control, y otra vivir como si nadie a parte de ti importase.

Aún así en esta primera parte todavía hay humor, el Edward compositor es sexy y sigue dando elementos románticos muy de fanfiction (si queréis saber a qué me refiero con esto lo expliqué en la primera entrada).

Pero claro, ahora viene todo lo demás.

Si en el primero hablábamos de un retelling de cuentos clásicos, de manzanas, princesas cisnes y mucho Bella y Bestia, en este nos vamos a Romeo y Julieta.

No es, de nuevo, una percepción. Es que de hecho el libro empieza con una cita.

THESE VIOLENT DELIGHTS HAVE VIOLENT ENDS
AND IN THEIR TRIUMPH DIE, LIKE FIRE AND POWDER,
WHICH, AS THEY KISS, CONSUME

Romeo y Julieta. Acto II Escena VI.

Esto en concreto a mí me gusta mucho. Igual que antes, Meyer sabe ir al centro del corazón de chica adolescente lectora que se siente muy profunda y que devora este tipo de cosas y la estética asociada a ellas con pasión. Es totalmente mi caso, vaya.

Pero claro, cuando anuncias Romeo y Julieta tienes que hacer Romeo y Julieta. Y lo cierto es que si le quitas las hermosísimas palabras de Shakespeare el argumento ya hacía aguas por si solo.

El caso es que Edward y su familia se van, de manera absurda, y esto lanza a Bella en una espiral de ser aún peor de lo que ya era en el primer capítulo. Creo que hay pocas cosas más irritantes que alguien popular mezquino que se cree el alternativo pobrecito.

A esto se une que Stephenie Meyer es muy cruel con sus personajes femeninos y las amistades entre personas del mismo género están muy mal escritas. Es significativo que, en un momento posterior, Bella va a decir que no entiende a Jacob y sus amigos cuando hablan de mecánica por un tema de cromosomas.

En fin, volviendo al orden de los acontecimientos. Bella se queda sola, nadie es lo suficientemente bueno para ella si no son vampiros ancianos fingiendo ser adolescentes y se habla del suicidio. Y se habla del suicidio y de la depresión mal. O, mejor dicho, a mí no me gusta nada cómo lo hace.

Aunque de nuevo tiene que ver con que la persona en la que se convierte Bella aquí, cómo plantea la situación respecto a sus seres queridos y su egoísmo rampante.

Es en medio de todo esto es cuando entra en escena Jacob.

Si le tengo que poner pegas a sus partes será, sobre todo, que no son graciosas. Y es que yo sin sentido del humor todo esto no lo puedo comprar. Pero, quitando esto, estamos hablando de un chico que hace todo lo posible por ayudar a sus amigos, que es apasionado de sus gustos y va en moto.

Y, aunque hace algunos amagos de tonterías tipo Edward, en comparación no tengo quejas.

Es una pena que en realidad la autora no escribiese un triángulo amoroso porque siempre está claro hacia donde va la balanza. Y ese es parte del problema, el utilitarismo. Que a Bella solo le sirvan las cosas y las personas en relación a dónde esté Edward.

Seguimos.

Bella sigue siendo cada vez más desagradable, empieza a ir apareciendo nueva mitología a la saga tanto por el lado de los hombres lobo como por el de los vampiros y entramos en la base de Romeo y Julieta, el peligro de no contar las cosas.

Cuando Meyer sale del aire fanfic y del humor, para mí, no le va bien. Los Volturi, los enemigos principales, son un poco ridículos. Mucho misticismo y ningún peso en la trama; han sido anunciados de una manera en la que las excusas para la falta de profundidad de los enemigos que tengo en el primero no tienen validez aquí.

Por otro se hace patente que, en el conjunto, la manera de entender Romeo y Julieta de la autora es extrañísima. Simple y a la vez profundamente rebuscada. Añadiendo, además, que tienen por algún motivo mucha más tensión y mucho más de los amantes de Verona Edward y Jacob que Edward y Bella.

Y esto es cuanto menos impactante si tenéis en cuenta que no hablan prácticamente nunca, una vez al final. Lo que dice sobre todo es lo mal que está hecha Bella.

En cualquier caso os mentiría si os dijera que no me he divertido o que no me he enganchado. No por los mismos motivos que en el primero, esto es más bien un tren del que no apartas la mirada mientras descarrilla. Y claro, hace falta un estado de humor muy concreto para disfrutar eso. Yo tuve la suerte de tenerlo.

OTRAS ENTRADAS DE LA SAGA

  • Autora: Stephenie Meyer
  • Traducción: José Miguel Pallarés
  • Título original: New Moon
  • Publicación: 2006
  • Editorial: Debolsillo
  • Género: Romance/Sobrenatural/Vampiros
  • Saga: Crepúsculo 1/5
  • Páginas: 576
  • ISBN: 978-8466332972


Una respuesta a “Reseña: «Luna nueva» (Stephenie Meyer)”

Replica a «Crepúsculo»: de fanfiction, costumbres y amor – Gorgonas Cancelar la respuesta