Reseña: «Percy Jackson y los dioses del Olimpo» (2023) (Temporada 1)

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Esta es de las series que más ganas he tenido de ver.

A mi vida los libros de Percy Jackson llegaron tarde y, aún así, me engancharon muchísimo. Los leí en verano de una tacada, en un suspiro. Y, aunque entonces ya eran muy famosos, llevo desde el principio deseándoles una explosión que eclipse a Harry Potter.

El anuncio me llevó a la esperanza y más sabiendo que el autor, Riordan, iba a estar por fin involucrado. Que iban a tener buen presupuesto.

Al final, bueno. Me ha gustado pero sobre todo me ha decepcionado. He leído muchísimas reseñas de grandes fans enamorados y ojalá ser una de ellos. Pero es que las cosas que más alaban son, para mí, las que menos han funcionado.

Así que hablemos poco a poco de todos estos detalles, de lo bueno, lo menos bueno y lo malo.

Cuando hicieron el anuncio del cast de niños protagonistas, con las primeras fotos, a mí me pareció que eran estupendos. Veía a los personajes en ellos. Una vez terminada la temporada, uf.

Y me duele decirlo, pero sobre todo Annabeth me ha fallado. Muy sobreactuada, en vez de con gesto serio y altivo con cara de que todo olía mal. Sus líneas de diálogo nada naturales, soltadas entre medias de las de sus compañeros como si no fuera una conversación. Y el icónico Sesos de alga, su apodo para Percy, es que me causaba estrés cada vez que lo decía. Sus interacciones con los otros dos no me funcionaban porque no parecía nada cómoda consigo misma ni con ellos. Y parte de Annabeth, para mí, es que debería tener confianza en sí misma. Es la única manera en la que luego, cuando se descubre a qué tiene miedo, funciona.

Fuera de la actuación parece que la dinámica de grupo funcionaba mejor, pero esto es algo que me ha chocado muchísimo. Sobre todo porque en otras reseñas he visto que es una de las cosas que más se han festejado.

Sea como sea, es una cría. Tiene muchísimo espacio para evolucionar. A mí pre serie, como digo, me parecía un cast ideal. Así que tengo esperanzas de que avanzando las temporadas llegue a enamorarme.

Y en cualquier caso no es solo cosa de ella. Una gran gran parte de este tema, al que voy a ir haciendo alusión varias veces pero al que dedicaré más tiempo después, es el montaje, sonido, producción y post, y la banda sonora. En un trabajo protagonizado por niños es aún más fundamental que de costumbre y no está a la altura de suplir donde ellos no llegan.

En el caso de Percy, el actor me da el tipo. También creo que le falta naturalidad, que a menudo la gestualidad no es lo suyo, pero en su caso el mayor problema es una mezcla del guion con los apartados que mencionaba justo arriba.

Percy se supone que tiene que ser graciosete y cínico y sin embargo su personalidad no queda en mi opinión bien definida. Siempre fue raro ya en los libros que llegase y de pronto estuviese tan a menudo, por ejemplo, por encima de Annabeth. Pero aquí no consiguen hacer un buen aterrizaje para que lo compense con su carisma. Se queda en un héroe tipo, sin más. Y esto lo noto muchísimo en que la serie, a diferencia del libro, no me ha parecido graciosa.

Lo curioso de todo esto es que Grover, que es el personaje que tradicionalmente menos me gusta, sí me ha parecido bastante bien actuado. Lo que le ha fallado a él ha sido, para mí, la dinámica del grupo. Porque él por si solo, la verdad, bien. Tiene toda la carita de inocente pero que va a hacer algo que no debe en cualquier momento, me parece bastante más dinámico físicamente y creo que enlaza mejor su texto con el de sus compañeros. Su papeleta es la más difícil, en mi opinión, y la salva. También, con 18 años, es el más mayor.

Por otro lado reconozco como un hecho que, con mi edad, yo no soy el público objetivo de esta serie. Probablemente si la hubiese visto con doce años todo esto que he dicho sobre los actores ni lo hubiera notado ni me habría importado.

Y, en cualquier caso, por el contrario con sus actores adultos de golpe luce muchísimo. Una de las grandes diferencias con los libros es que ha dado más espacio a los dioses y a su relación con los semidioses y se agradece. En el último capítulo de hecho hay una escena que ay, pelos de punta. Que el actor que hace de Zeus haya fallecido me parte el alma.

Hades quizá es el que menos ha cumplido con mi imagen del personaje, pero tampoco me ha importado. Y algo en los diálogos de Dionisio a veces no terminaba de funcionar. Pero el actor que han elegido me parece más que correcto.

También los monstruos están muy bien. A veces sus tramas quedan un poco cortadas y creo que hay partes que podrían haberse ahorrado completamente para dar más espacio a otras, pero en los actores en sí ninguna queja.

En este punto, además, es interesante destacar el trabajo que han hecho de representación. Ha sido una de las marcas de Riordan como autor el querer reflejar diversidad en sus mundos, que todos los niños pueden ser héroes de sus propias historias. Es de hecho muy extendida la anécdota de cómo creó esta saga para darle a su hijo una historia con protagonista con hiperactividad y dislexia.

Pero eso no se reflejó necesariamente en esta primera entrega en una amplia diversidad y, pudiendo rehacerla hasta cierto punto, me parece lo más normal que hayan decidido actualizar algunas cosas. En el caso de los monstruos el tema estaba, sobre todo, en Medusa.

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Este era un momento clave porque la Gorgona ha sido uno de los elementos en los que más se ha centrado el feminismo cuando hablamos de mitología griega. Y el protagonista, Percy, lleva el nombre del héroe famoso por decapitarla.

No voy a hacer spoilers pero su aparición, cómo cuentan la historia, es un cambio que me ha gustado y uno de los pocos momentos de la serie en los que siento que prácticamente todo el apartado técnico funciona a la perfección. Ya solo por este trocito me habría compensado todo.

En general, en lo que es adaptar los libros, en conseguir un equilibrio entre fidelidad, el paso de los años, formato televisivo vs novelas, creo que el trabajo es excepcional.

El ladrón del rayo es un libro muy episódico, de aventuritas hasta llegar al final, y desde el principio siento que es un formato que cuaja muchísimo mejor con la televisión que con el cine.

De nuevo, no obstante, tengo peros. Y es que aquí es donde me voy a extender un poco hablando del apartado técnico.

La gracia de estas historias, un poco como en parte de Harry Potter, es presentarte un mundo que es igual que el nuestro pero con elementos que la gente normal no puede percibir. Hacerte sentir especial porque reconoces la imagen pero solo tú sabes que en lo alto del Empire State está el Olimpo o que en algún lugar del mundo puedes encontrar, escondido, el Campamento Mestizo.

Y eso lo reconozco, lo que pasa es que para mí se han pasado, muchísimo, con la normalidad. A toda la serie le falta identidad. Creo que el único elemento destacable es uno que ya teníamos desde hace años y es las camisetas del Campamento.

Está todo tan descafeinado que no siento que me hayan aportado nada nuevo en imaginería respecto a los libros. Y teniendo en cuenta la brevedad de El ladrón del rayo y la diferencia que hay entre leer y ver, me parece bastante triste.

Es, por supuesto, algo completamente subjetivo. Asumo que a mucha gente le encanta que sea tan literal. Pero yo es que si quiero ver una adaptación quiero ver la versión de alguien de una obra, la verdad, no un trabajo al que el alma se la puso otro.

Y aquí no pido que cambien la historia o que metan relleno. Si no que un mundo lleno de imaginería clásica griega podría dar para mucho más. Que la llegada al Campamento debería haberme deslumbrado y no solo emocionado porque ya lo conocía de antes. Que todo podría dar mucho más juego.

Pero también es que cosas como la iluminación y la dirección de fotografía me fallan bastante. No es que se vea oscura o demasiado clara, es que no siento que tenga una cohesión que le de una imagen concreta. Soy muy parcial porque yo habría hecho la serie mucho más siniestra y con la esperanza de ir haciéndolo crecer con las temporadas, de nuevo como se hizo en Harry Potter. Entiendo que quisieran, como digo, destacar lo mundano. Pero siendo en esencia un choque entre los dioses del mar y de los rayos, el aspecto de tormenta, para mí, debería haber estado más presente. Debería haberse sentido una amenaza en el clima, no solo en las palabras y en el enemigo de turno. Y eso, como ya he dicho antes, hubiera sido el cable que necesitaban los jovencísimos actores que protagonizan esta historia.

Lo mismo opino del sonido y de la banda sonora. No es que estén mal hechos, es que simplemente cumplen su propósito y ahí se quedan. La única música que recuerdo, y no es que sea una cosa que me vuelva loca tampoco, es la del final de los episodios. Que por cierto tiene una animación repleta de spoilers. A mí no me importaba, claro, pero avisados quedáis. Es muy chula, eso sí.

En general es que no tiene estética. Y joe, soy un disco rayado, pero es que la mitología griega da para tantísimo. Siento que Percy Jackson es una serie que, bien hecha, debería ser una de estas cosas que cuando ves ciertos elementos en tu vida normal puedas decir mira, como en Percy, aunque en realidad sean cosas mucho más antiguas. Y no ha sido el caso. No es que falle estrepitósamente en nada, es que tampoco destaca.

Es entretenida, es divertida, pienso que de pequeña me hubiera podido enamorar, pero no me parece memorable. Y yo quería con mucha mucha pasión que lo fuera.

Por lo que sé está renovada para una segunda temporada así que a ver. De nuevo estoy deseando que me sorprendan y rezando porque aguante en antena como mínimo hasta que podamos ver a uno de mis personajes favoritos de los libros, Nico.



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