Gorgonas

Tres ediciones perdidas y tres mudanzas después, me he leído Entre extraños en el lector.

Qué cosa tan tonta para contar en abierto. Pero tiene una importancia especial para mí. Estoy intentando dejar ir las cosas, avanzar, y había llegado el momento de leerse esta introspección adolescente sobre géneros especulativos que tanto me dijeron que me iba a emocionar.

¿A vosotros también os salvó la vida la ficción? ¿Devorabais fantasía, ciencia ficción o terror?

Tengo pocos recuerdos más vívidos que pasar horas y horas leyendo y releyendo la historia de Raistlin Majere. Lo que sentí viendo Buffy. El día que mi padre me compró de golpe el segundo y el tercero de El señor de los anillos.

Si me meto lo suficiente en esos recuerdos probablemente me ponga a llorar.

Y, como siempre digo, hay pocas cosas que me emocionen más que los autores que lo viven tanto como yo. Jo Walton está en el equipo.

En Entre extraños seguimos el diario de una adolescente llamada Morwenna. La historia empieza cuando la verdadera acción ya ha terminado y, a través de sus diversas entradas, iremos descifrando el misterio de la muerte de su hermana gemela, qué pasó con su madre y cómo exactamente ha terminado en un internado para señoritas abandonando Gales.

A la vez la vida va abriéndose camino. Tiene que lidiar con el trauma físico y mental de la gran batalla que vivió, descubrir cómo socializar de nuevo, desarrollar cómo quiere que sea su lugar en el mundo mientras conoce a su padre y se protege de las consecuencias de sus actos.

Para todo esto Jo Walton despliega una escritura que se adapta completamente al momento. Tiene una voz muy creíble para la edad de la protagonista, mezclando los sentimientos de grandiosidad adolescente con el duelo y el odio por uno mismo. Te revuelve los traumas y, quizá, te ayuda a curar un poquito.

Morwenna es, además, una lectora insaciable de ciencia ficción y lo adereza con un poco de fantasía. Sobre todo Tolkien. La manera en la que la autora introduce las lecturas, las metáforas y comparaciones no tiene precio. Es una carta de amor a la juventud de unas generaciones antes a la mía, a un momento muy especial para el género y que sigue siendo en gran medida la referencia del día de hoy.

Puedo empatizar tan, pero tan bien con la mezcla de elementos que plantea que a veces me desbordaba.

Una parte fundamental de esto es el sistema mágico. O más bien la inexistencia de sistema mágico pese a la existencia de lo fantástico.

Aunque hay hadas en la historia y son tangibles, casi todo sucede en el plano de la imaginación. La magia es un sentimiento, una emoción, una voluntad de buscar lo extraordinario y no querer abandonarlo en un mundo gris.

Michael Ende estaría orgulloso.

De nuevo, esto es algo que aprecio muchísimo porque apela al mismo sentimiento de agarrarte a la tabla de los géneros especulativos contra viento y marea.

Hasta aquí solo he dicho cosas buenas del libro y no creo que a nadie le sorprenda si digo que se llevó mis cinco estrellas. Sin embargo, en realidad, tengo muchas quejas y bastante consistentes de hecho.

Para empezar la relación de la protagonista con otras mujeres deja bastante que desear. No quiero decir que todas las personas, reales o ficticias, necesiten un escuadrón femenino con el que cantar Bad Blood y hacerse fotos en julio. Es que el proceso de crecimiento de la protagonista está, una y otra vez, ligado a personajes masculinos.

Y es curioso, porque no parte desde ese punto. Es como si fuera un rito de aprendizaje necesario. Quiero decir que no me molestaría si no fuera por la manera específica en la que está escrito. Cómo, además, utiliza ciertos tópicos de novias tontas, poner de víctima a un chico que es la cosa más tonta del universo y cierta escena con su padre que, bueno. Es que hay que leerlo.

Por supuesto, es ficción, es un diario de una adolescente. Está claro que hay cosas que yo puedo analizar desde mi posición de lectora y adulta que ella no, que además hay una evolución. Pero a mí la manera en la que está escrito me enerva muchísimo y son decisiones de la autora, que no de la adolescencia, insisto que no entiendo.

De la misma forma, la manera en la que critica la literatura de romance me sobra muchísimo. Piense lo que piense en la vida real Walton (ella ha llegado, incluso, a escribir a lo Austen con dragones) era algo que creo que no debería haber incluido en la novela.

Sí es cierto que este apartado en concreto está muy relacionado con el arco personal de Morwenna. La idea es, un poco, que como niña rechaza la idea del romance y como adolescente van apareciendo poco a poco las hormonas. Pero en específico el tópico de chica especial que lee diferente a otras mujeres y se mete con esto, a mí me chirría.

Como decía hace unos párrafos, es que el paso de crecimiento a un mundo de lo masculino y la manera en que lo ata no me gusta.

Encima lo borda para mal con un personaje de una cría lesbiana del que no os quiero hacer spoilers. Pero ahí está y ojalá, ojalá no lo hubiese metido. De nuevo, no se trata de que todos los libros tengan que cumplir ciertos objetivos, que la protagonista debiese tener unos gustos u otros si no del como. Es que esta trama, igual que lo de los libros de romance, ojalá para escribirla así se la hubiera ahorrado enterita.

En cualquier caso, os aseguro que la novela es excepcional. A mí todo esto me ha molestado pero no me ha arruinado la experiencia. De igual manera os lo cuento porque puede ser que a vosotros sí os la fuese a arruinar. En especial esta última parte. Creo que mucho de lo que tiene de catártica esta obra no lo tendría si mis circunstancias y gustos fueran otros.

Y vosotros ¿lo habéis leído? ¿lo tuvisteis cuando apareció el boom de la colección de RBA? Qué nostalgia aquellas portadas metálicas.