Reseña: «Frankenstein» (Junji Ito)

  • Autor: Junji Ito
  • Fecha de publicación original: 1994
  • Editorial: ECC
  • Traducción: Noemí Cuevas Rebollo
  • Precio: 16,95 €
  • Páginas: 192
  • ISBN: 978-84-18293-91-7

No soy una experta en Junji Ito ni mucho menos, pero he leído lo suficiente del autor como para que ver una adaptación suya de Fankenstein me despertase una curiosidad inmensa. Su estilo de dibujo, manejo del tiempo narrativo y don para lo inquietante le daban para mí un punto de partida perfecto para adentrarse en el mundo de Shelley.

No me ha decepcionado.

Como adaptación es muy fiel. Es muy curioso porque, a pesar de ello, el conjunto se percibe con un significado con matices diferentes. Si la novela original centra su mensaje en los límites de la ciencia, la obsesión, la maternidad y cómo la sociedad nos moldea según lo que percibe de nosotros, en la versión de Ito la balanza se inclina ligeramente hacia una historia sobre cómo ciertos conocimientos y situaciones quedan asociados a las malas acciones.

Los personajes con menos conocimientos, como Elizabeth o su hermano William, obran siempre con virtud. Pero aquellos que se cruzan con la criatura, instantáneamente, cambian el curso de sus acciones. No voy a hacer spoilers pero todo esto se basa en el único cambio algo más sustancial que el autor japonés propone y que se enmarca ya en la tanda final del cómic.

En el apartado artístico también saca una gran nota. En una adaptación de Frankenstein la imagen del monstruo siempre va a ser fundamental e Ito se luce.

Su diseño está cargado de líneas, las cicatrices y las vendas, que consigue que parezcan dolorosas. Por muy inquietante y desagradable que sea, por muchas cosas malas que haga, gracias a ese sufrimiento evidente consigue a la vez darle la empatía necesaria que necesita para funcionar.

Si esta sensación de sufrimiento perpetuo es lo que más le humaniza por el otro lado tenemos lo que visualmente más lo convierte en un monstruo. Tiene, por ejemplo, el juego de tamaños, en el que Ito se sostiene para ridiculizar la idea de que Victor pueda ser un dios por el hecho de haber creado vida. Los ojos, siempre cubiertos por una sustancia que parece algo gelatinosa, son quizá el aspecto más original y desde luego el menos humano. Es el detalle que la convierte en una criatura que parece sacada de una pesadilla del protagonista.

En la parte negativa está la edición. No ha influido mi nota pero aún así quería hablar de este tema. Si bien la traducción me ha gustado y el tamaño y formato son muy cómodos de leer, no veo como recomendar que os gastéis 16,95 € en un manga de 192 páginas.

No tengo ni la más remota idea de cuánto cuesta imprimir, de cuánto necesitan conseguir en ventas para compensar el coste de las licencias ni conozco de primera mano el trabajo editorial. Lo que sé es que este mismo cómic (asumo que en una edición con un tamaño ligeramente inferior) costaba, hace solo cuatro años, diez euros menos. Publicado por la misma editorial.

En resumen, no sé si es un precio justo o no para ellos, ni entiendo qué ha pasado en este período de tiempo. Lo que sé es que para la mayor parte de lectores que conozco es un coste inasumible.

Si tenéis el dinero o si podéis sacarlo de la biblioteca (como en mi caso) y tenéis ganas de un buen cómic de terror o de una gran adaptación de Frankenstein os lo recomiendo mucho. Si no ya es más difícil decir que os lancéis a por él.

Puntuación: 4 de 5.

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