Aunque existe una precuela (Nueva Primavera, publicada en 2004), con El ojo del mundo empezaba en 1990 la andadura de La Rueda del Tiempo. Tiene un planteamiento muy clásico. Un grupo de chavales lleva una vida ordinaria en un pueblo pequeño. Fuera hay rumores de guerras y se palpan problemas, pero allí la vida sigue. Todo cambia cuando aparecen una mujer con poderes y su protector, empiezan los ataques y se suceden las profecías.
Para que os hagáis una idea más clara, este libro calca en muchos sentidos La Comunidad del Anillo de Tolkien. El niño protagonista, Rand, sería Frodo. El resto de sus compañeros los demás Hobbits. La mujer con poderes, Moiraine, Gandalf. Su protector, Aragorn. Tiene sus propios Nazgûl, todo. Y, lo que no saca de aquí, lo podéis encontrar en Dune.
En especial, la mujer con poderes pertenece a una organización que no puede escapar de sus similitudes con la Bene Gesserit, añadiendo incluso la incapacidad de los hombres de pertenecer a este grupo.
En una entrevista en el 98 Robert Jordan decía que las similitudes no eran intencionales. No es que no le crea, no voy a saber yo más de su obra que él. Pero hay más a esto que lo que él reconoce. Tengo muchos motivos para decir esto, pero os los voy a resumir y a dar la versión sin spoilers. La base está en la misma entrevista, en la que dice que la saga trata de cuál es la reacción de alguien cuando recibe la noticia de que tiene que salvar el mundo. Y, también, ir a las fuentes de los mitos. Cómo se repiten y se comparan.
Y esta saga, pero sobre todo El ojo del mundo, es de manera muy obvia una comparativa de dos de las narrativas más grandes en fantasía y su manera de abordar la mitología, con la de Jordan. Todo esto bañado en una consecución fundamental que ya apunté en la primera entrada que hice de La Rueda del Tiempo:
Que Tolkien vivió la primera y segunda guerra mundial, conflictos que se suponía cambiaron a la humanidad y evitarían que repitiéramos la historia. Que Herbert es el eslabón entre medias (Tolkien nació en 1892, Herbert en 1920 y Jordan en el 48), con una visión de la política y el conflicto que voy a definir simplemente como peculiar. Y que Jordan fue soldado en Vietnam, estudió en una universidad para militares y se nota mucho en su manera de escribir que todo esto fue una parte muy importante de su vida.
Como os digo, esta es la versión resumida de un tema mucho mayor. De base, lo que hizo Estados Unidos en Vietnam (y por tanto un evento del que fue partícipe este autor) fue terrible sin ambages. Pero para la reseña en sí de El ojo del mundo lo que quiero subrayar es que, aunque fue muy común sobre todo en estos años que muchas historias tuvieran la misma estructura que El Señor de los Anillos, en mi opinión Robert Jordan tiene desde el principio una voz muy propia. Y que lo que hace busca un objetivo mayor.
El ojo del mundo nos plantea, desde el mismo prólogo, la constante más importante de la saga: que la historia se repite. Que se repite porque se olvida, se fragmenta, se deforma. Porque siempre hay gente que tiene algo que ganar de ello. Y que salvar a la humanidad implica, de manera ineludible, cambiarla.
Que salir de tu pueblo es descubrir que todo lo que te parece alienígena en realidad no lo es tanto y que hay una base común.
Por otro lado, igual que digo que lo que hizo Estados Unidos allí fue horrible, también es despreciable la manera en la que trataron a sus propios soldados al volver. Y de esto siento que también vais a ver muchísimo en El ojo del mundo.
Ser el elegido aquí no implica que un concilio élfico te admire. El que quede señalado está maldito para la sociedad. Tienes que dedicar tu vida a ir a la guerra sabiendo que vas a volverte loco. Así que todos los niños temen tener el poder y todos los personajes se van volviendo con las páginas más reservados, a veces incluso desagradables.

Dicho esto, hablemos del libro en sí de manera menos abstracta.
La Rueda del Tiempo es una saga grande y El ojo del mundo un ladrillo. En español se publicó originalmente en dos tomos (Desde Dos Ríos y La Llaga, que es de hecho como lo leí yo la primera vez) pero ya hay una edición que lo lleva junto. Lo hicieron creo que con todos los libros en la primera tanda de publicación.
Leerlo de una manera u otra no os va a perjudicar demasiado. Es cierto que para mí lo mejor empieza, justo, cuando se va acabando Desde Dos Ríos. Pero, si lo vais a leer en físico, puede ser mucho más cómodo y duradero en un formato más corto.
Y, aprovechando esto, hablemos del ritmo. Tiene un prólogo fantástico. Luego la presentación de personajes, aunque nunca se extiende tanto como La Comunidad del Anillo, a veces me cansa un poco. Después, de pronto da un subidón tremendo. Y luego tiene un final bastante deslucido que puede resultar, incluso, un poco confuso.
Sea como sea, en mi opinión, nunca es un tostón. Y eso es algo que no puedo decir de todas las colecciones más o menos clásicas que me gustan.
Como ya he leído la saga entera, he estado muy obsesionada y he vuelto mil veces, yo ya no lo noto tanto. Pero es digno de mención que, por muy acostumbrados que estéis a leer fantasía y a la cantidad de nombres y personajes que pueden aparecer, El ojo del mundo abruma.
Si la pregunta es ¿importa prestar atención a todo? Bueno. La Rueda del Tiempo empezó a hilar sus tramas desde el principio. Cosas que no parecían importantes de pronto pueden serlo en otro momento. Hay guiños por doquier. También cosas que luego cambian y que se nota que no le cuajaban bien según avanzaban. Pero mi consejo es que os de igual. De esta saga hay muchísimo escrito en internet si luego queréis ir viendo los detalles. Es mucho mejor que avancéis a vuestro ritmo natural, que no le deis vueltas a las profecías y ganchos que suelta, a los nombres que estáis olvidando. Que si a veces habla alguien y no sabéis quién es no le deis mayor importancia.
Se os puede hacer bola enseguida y con una saga tan larga eso es lo peor que puede pasar. Se os van a quitar las ganas. Y Jordan no deja colgado al lector, así que no os preocupéis.
En general, es un buen escritor. Tiene una prosa bastante clásica, bonita. A veces usa un lenguaje que suena más antiguo y cargado, sobre todo cuando habla de profecías o del pasado. El tono más casual lo usa con los adolescentes. Y todavía tiene otro registro cuando la trama entra en momentos críticos. Le gusta mucho hablar de los detalles de su mundo, disfruta los pequeños momentos, y a mí a veces me agota. Ya os he dicho muchas veces que soy impaciente. Pero dentro de eso valoro su manera de hacerlo. Sus diferentes tonos y su manera de describir son, probablemente, lo que más poso ha dejado en autores contemporáneos.
Tiene, sobre todo, un olfato excelente para los momentos y frases épicas. El poder de poner la piel de gallina en el momento preciso.
There is something the Dark One fears.
Cada capítulo tiene un dibujo que simboliza lo que va a pasar y se dedica a algún personaje, siendo el más común Rand. Y, en este sentido, está una de las cosas más extrañas de El ojo del mundo. Se supone que hay un misterio pero nunca lo es para el lector. No conozco a nadie al que se lo haya parecido. Y siempre tendré la duda de si fue un fallo o algo intencional.
Además es que, donde se vuelve más desigual, es en sus personajes. A mí el protagonista nunca me ha gustado. Da igual cuantas veces vuelva a esta historia, siempre me falla. Es el tipo Frodo y es que, en general, es un arquetipo que no me atrae. He visto criticar que, cuando la gente como yo se queja de esto, estamos atacando a la gente con depresión. O que es normal sentirse como se sienten ellos. Y para mí es un ataque que no tiene nada que ver con el motivo por el que no me atraen. Es más, yo no diría que en El ojo del mundo Rand está deprimido.
Mi problema es el tópico de que eres mejor cuanto menos quieres las cosas. La falsa modestia, la grandilocuencia del sacrificio.
En cuanto al resto de personajes se nota que tienen mucho potencial pero en esta novela concreta varios se quedan a medio gas cuando no se hacen directamente pesados. Sobre todo uno que se llama Matt (y que eventualmente, según avanzan los libros, es uno de los grandes favoritos).
En el tema mujeres, bueno. Están muy ligadas a los romances, los romances son extraños, y desde luego no el fuerte de Robert Jordan. Y ya desde la base (la separación del poder masculino/femenino) hay cosas que sabes que van a hacerte levantar la ceja. Sí es cierto que en comparación a otros autores de su generación se nota, y mucho, que lo intenta. A la vez, yo siento que en este sentido la saga empeora.
Hay un personaje, Nynaeve, que está escrito para resultar una mujer cargante en un sentido conservador. A ella en concreto os pido que le deis tiempo. Lo demás es lo que es y bueno. Lo que más pena me da es que la adolescente, Egwene, se me hace anodina cuando no irritante. Y que Moiraine, la Gandalf, debería ser una de las mejores cosas de toda la saga. Tiene todo el potencial. Pero no lo es.
No todo es malo, ni siquiera regular, en cualquier caso. Lan, que es el protector de la equivalente a Gandalf, os va a llamar la atención a muchos. Thom Merrilin os puede enamorar. Min es maravillosa.

Por no hacer eterna esta entrada, si os llama la atención la fantasía de hace unos años dadle una oportunidad. Merece la pena aunque sea echarle un ojo a este primer libro. Es una de las historias más icónicas del género por algo y, como poco, os puede ayudar a ver de dónde vienen algunos autores contemporáneos.
Si, por el contrario, no os va este tipo de historias no la vais a disfrutar. Ninguna de sus múltiples virtudes os va a compensar las más de 800 páginas de un libro que es principio de saga. No obstante, si no habéis leído fantasía de este estilo y período (El ojo del mundo es de 1990, pero me refiero al abanico entre 1980 y 2005 más o menos) creo que sí es una buena novela con la que probar.
Mucha gente, de hecho, ha entrado a la fantasía por La Rueda del Tiempo. Es una de estas obras que se consideran formacionales y en ese sentido sigue teniendo el mismo valor. Sobre todo porque maneja muy bien la mitología y el misterio. Es un poco como ver Perdidos.

- Título original: The Eye of the World
- Autor: Robert Jordan
- Traductora: Dolors Gallart
- Publicación original: 1990
- Editorial: Minotauro
- Páginas: 832
- ISBN: 978-8445007006
- Precio: 20’95€
- Género: fantasía épica
- Saga: The Wheel of Time 1/14

Replica a unachicaentrelibros Cancelar la respuesta