
Para hablar de vampiros el primer paso va a ser acotar a qué nos referimos. Por un lado es un trabajo que no presenta mucha dificultad. La cultura popular ha dejado en casi todo el mundo una serie de imágenes a las que recurrimos al escuchar la palabra. Por otro, a la vez en eso mismo radica el problema. Hay muchos tipos de vampiros y sus definiciones son bastantes diferentes.
Así pues ¿qué es un vampiro?
Un vampiro es una criatura humanoide no-muerta que se alimenta de esencia vital y en algunos casos de otros muertos. Lo más común es que sean hematófagos, es decir, que se alimenten de sangre. Algunos son antropófagos (se alimentan de muertos) o directamente te absorben el alma.
Y ¿por qué sangre?
Porque la sangre es vida. Lo escribió Stoker en su célebre Drácula pero formaba parte ya, por ejemplo, del Antiguo Testamento (Guárdate de comer la sangre, porque la sangre es la vida y no comerás la vida con la carne. Deuteronomio 12-23). La importancia de la sangre, su relación con el alma y los sacrificios humanos, han formado parte en general de todas las mitologías.
Por lo tanto como no-muertos el objetivo general de los vampiros es conseguir esencia vital.
En la forma de alimentarse también hay variaciones. Lo más común es que tras la conversión sus dientes cambien y con ellos hagan punciones o desgarros para obtener el líquido deseado. Pero los propios dientes son también diferentes. Tenemos los afilados de Nosferatu, los dos colmillos ahora más clásicos, dientes retraíbles, una segunda fila de dientes afilada y oculta…

Lo más típico es que consigan la sangre a través de un mordisco en el cuello que suele dejar la marca de dos punciones. En versiones menos románticas puede ser algo bastante menos sutil y en algunas otras, por el contrario, ser mucho más espiritual y no dejar ninguna marca.
Al margen de conseguir sustento su segundo mayor problema es la luz. Puede dañarles, reducir su capacidad de acción y en la mayoría de casos matarles. Cuando un escritor quiere definir a sus vampiros como más poderosos o diferentes es este aspecto de su folklore con el que suele jugar.
Son sensibles al ajo, no tienen reflejo ni sombra. Pero también cuentan con ventajas como una fuerza excepcional, capacidades hipnóticas y, por supuesto en su versión romantizada, poderes de seducción.
La siguiente parte más llamativa es por qué no están muertos del todo.
En algunas versiones, un vampiro fue una persona normal y corriente que tras una muerte violenta fue incapaz de abandonar este plano de existencia y volvió con sus hábitos alimenticios cambiados. Dentro de este tipo de muertes se cuentan suicidios, asesinatos, enfermedades virulentas o incluso la falta de sepultura apropiada.
Otros casos serían provenir de una fuerza oscura primigenia, ser transformado por otro vampiro (tomando sangre de ellos o siendo desangrados) o incluso una cuestión de nacimiento pura y dura. El día, el número de hermanos, el género, marcas o rasgos físicos podían señalarte como uno.
Mi leyenda favorita no obstante es la que dice que te conviertes en vampiro si un gato se sube en tu ataúd.
Por último llegamos a cómo es físicamente un vampiro.

Como cadáver que volvía a la vida y aterrorizaba a la gente era un ser pútrido y, al fin y al cabo, muerto. Su grado de humanidad física ha sido muy variable.
Empero la versión más popular en la actualidad es probablemente la romantizada. Seres de gran belleza y poseedores de un aire de nobleza. Algunos incluso brillan como si tuvieran purpurina cuando los expones al sol.
Muchos no son siempre humanoides y pueden tomar la forma de animales siendo los preferidos el murciélago y el lobo.
Aquí terminamos esta primera entrada sobre el mundo vampírico ¿qué os ha parecido? ¿cuáles son vuestros favoritos?