Reseña: «Circe» (Madeline Miller)

¿QUÉ ES CIRCE?

La segunda novela de Madeline Miller. Sigue su ciclo de mitos griegos y, de la Ilíada y sus soberbios Patroclo y Aquiles, vamos a la Odisea. En este caso, no obstante, no sigue el argumento homérico completo y prefiere mezclar varias historias para centrarse en la bruja Circe.

¿CÓMO ES CIRCE?

Aviso de contenido: violación. Diversos tipos de violencia

Dos novelas y dos historias cortas después, Miller ha dejado claro que su foco está en una escritura lírica de belleza indudable y en los personajes que se esconden detrás de los grandes dioses y héroes.

En la primera, La canción de Aquiles, seguimos a Patrocolo, el enamorado de Aquiles. En Circe tenemos a la bruja homónima que supuso uno de los más famosos obstáculos en la vuelta a casa de Odiseo/Ulises en la Odisea. Todo lo hace con el detallismo de alguien que conoce al dedillo estas narrativas, pero lo envuelve en un paquete que creo que es muy atractivo para los que no estén ya metidos en ellas.

Y, si en la obra anterior exploraba los grilletes del destino, la sensación de inevitabilidad, aquí ahonda en el vacío. En la escasez de expectativas. En una vida que solo puede destacar en lo negativo y que nunca podría acceder a la gloria que busca Aquiles y que les condena a todos.

Circe está condenada desde que nace. Es, después de todo, una mujer.

Para empezar esto se refleja en un trauma familiar duro y pausado. En general el paso del tiempo en esta novela es como ver las hondas del mar desde la orilla, sabiendo que a lo largo del día el agua va a ir comiendo espacio a la tierra y que todo sucederá delante tuya pero sin que puedas realmente percibirlo.

Ya he comentado varias veces por aquí que no me gustan especialmente las historias lentas. Soy una lectora impaciente. Sin embargo, en años recientes, no sé si mi gusto está evolucionando o si he encontrado excepciones muy especiales que me han enamorado hasta el tuétano.

Circe es sin duda uno de mis libros favoritos.

Pensaba que me iba a durar mucho tiempo, que lo iría intercalando con otras lecturas. Lo devoré en cuatro días y, si no hubiera tenido cosas que hacer, habría sido en menos.

Creo que lo que rompe mi impaciencia es la sensación de diálogo continuo. La primera persona en la que se presenta Circe, le da una ruptura percibida de la cuarta pared que te sumerge en una conversación que no busca ser una justificación del personaje, si no un ahondamiento en la humanidad de la imperfección y del trauma.

No es exactamente una identificación con el personaje lo que te hace conectar con ella si no una comprensión íntima de unos sucesos que se han repetido una y otra vez en la historia de la humanidad. A lo mejor no habrías hecho lo mismo que la protagonista, pero desde luego entiendes perfectamente sus motivaciones tanto para lo bueno como para lo malo. La quieres porque representa un dolor generacional que ha seguido extendiéndose desde antiguo y para el que nunca ha habido una etapa con herramientas que lidien de manera adecuada con él.

En este punto creo que es importante hablar del aviso de contenido en la cabecera de la entrada, violación.

Tengo el privilegio de que no me importa, en general, leer sobre violaciones. Es totalmente respetable no querer leer nada de ficción que las contenga y es, además, una queja que comparto del todo que debería eliminarse su uso exageradamente constante y en contextos que pasan de lo ridículo a lo profundamente ofensivo.

Pero las violaciones son algo que por desgracia ha marcado a la humanidad, sigue marcándola y su representación en ficción es necesaria a veces. Para mí Circe es uno de estos casos.

Miller es una autora cuidadosa cuando escribe violencia, escapa del mal gusto que me encontré por ejemplo en Joyride, y para la relación de la protagonista con su trauma y con su cuerpo es un paso ineludible. Sobre todo porque el objetivo de esta narración no es reescribir la Odisea, es ahondar en ella.

Cuando escribí sobre La canción de Aquiles os decía que uno de los objetivos era, de manera clara, explorar por qué contamos una y otra vez las mismas historias pero que con Circe esto era un poco diferente. El tema es que aquí lo que exploramos es por qué no contamos esta historia una y otra vez.

Por qué Circe es un obstáculo para Odiseo, una bruja en un sentido peyorativo, un monstruo que comete el que se considera el peor pecado en manos de una mujer. Y por qué no es un personaje con agencia propia, que sufre las consecuencias de las acciones de los héroes en su entorno, que es privada de voz y posibilidades. Que vive en un limbo de nada y horror.

Y en este contexto de definición de feminidad y violencia, de hablar de qué somos y dónde venimos, de explicar su relación con los hombres que pasan por su vida, creo que era una conversación inevitable.

Además Circe no nos da solo la insatisfacción de lo que malo que es el mundo. También la vemos crecer y yo por lo menos me sentí plena leyendo el proceso que la lleva conocerse a sí misma, a ahondar en el significado de su nombre y en el descubrimiento de su cuerpo. El orgullo de ser una bruja. El dolor de cometer errores que no puedes subsanar, que a veces son terribles hasta el peor de los extremos y seguir viviendo.

La protagonista no es humana pero al final es parte de este proceso intrínseco a la obra de la autora. El demostrar que detrás de todo gran mito lo que hay es humanidad a raudales.

Después de hablar (mucho) de la protagonista y de su relación con otros personajes está claro que hay que hablar del plantel de secundarios. Comentaba que este es un libro sobre soledad pero también sobre sus diferentes relaciones y es que, al final, hay muchas maneras de ser socialmente invisible.

Los demás personajes sirven el propósito principal de remarcar esto. Todos están de paso en la trama, tienen sus propias narrativas y, la mayoría de veces muy a su pesar, se cruzan en la vida de Circe y ya de paso intentan sacar algo de ella. Están muy bien escritos, sobre todo Odiseo, que ya apuntaba maneras de ser un terrible e impactante personajazo en La canción de Aquiles. Pero en general no tienen un arco propio con curva de aprendizaje.

Esto tiene mucho que ver también con la larga vida a la que está bendecida o maldecida, según se mire, Circe.

También hay puntos positivos en los secundarios, no son solo personas terribles que pasaban por allí. Y hay escenas, con algunos que odio, que son aún así muy enternecedoras. Todo en las relaciones humanas es complejo y a la vez muy sencillo cuando lo ves desde fuera.

Uno de los aspectos llamativos de toda esta ordalía es el de los otros personajes femeninos. Casi todas las relaciones significativas de Circe son con hombres y tiende a ser privada de todo vínculo de sororidad y apoyo. Incluso cuando lo ve pasar de cerca y trata de extender su mano la sociedad parece estar diseñada para separarlas y crear mundos heroicos de pitufinas.

En lo personal, para esta historia en concreto, me gusta que sea así. De nuevo creo que es un detalle fundamental para describir una soledad que en su base, despojada de los elementos fantásticos, muchas hemos sentido en algún momento.

Por otro lado la historia no bebe solo de lo humano y el mundo de lo natural y su relación con la brujería está muy bien explorado y descrito. El entorno se vuelve, así, fundamental para la concepción del Yo. Es su relación con ello, su conocimiento de lo externo, lo que puede llevar a la protagonista a un conocimiento mayor de lo interno y de la búsqueda de relaciones más sanas. No obstante es también la representación física de muchos eventos internos, una barrera a menudo imposible de cruzar.

Por ir cerrando ya, y es que podría pasarme horas hablando de esta novela, os diré que entiendo y comparto la fama exagerada que tiene. No quiero decir con esto que el libro os vaya a gustar sí o sí que tengáis mal gusto si no es el caso. Está claro que no existe una historia al gusto de todo el mundo.

El punto es que Miller borda el análisis de estas obras fundacionales del pensamiento occidental, que todo esto somos nosotros. Que la manera tan hermosa de escribir que tiene apela a cosas de las que, incluso aunque sea de manera inconsciente, hemos bebido siempre. De las que se ha construido nuestra personalidad.

¿PARA QUIÉN ES CIRCE?

Si os gusta la Odisea por la manera en que está escrita o por la manera en la que ha influenciado el resto de la ficción me parece bastante probable que disfrutéis Circe. Si no es el caso, no tenéis ni idea de todo esto ni os interesa, creo que podéis echarle un ojo de todas maneras. No os vais a sentir perdidos y apela a cosas que se sienten bastante universales.

La narrativa es lenta, pero insisto en que como lectora impaciente yo no lo he sufrido.Así que incluso con esas os sugiero que le echéis un ojo.

Ahora bien, si sabéis de base que no disfrutáis de las historias mitológicas, si especialmente sentís rechazo por la manera en la que están escritas, si no queréis leer sobre violencia ejercida contra la mujer, no os acerquéis aquí ni por todas las buenas reseñas del mundo. No hay nada que de carnet de lector y menos que un libro tenga fama. Al final hay pocas sensaciones peores que obligarse a leer un libro.

También quiero aprovechar esta sección para hablar de la moda incesante, con cada libro fantástico de fuerte base mitológica, de decir para fans de Madeline Miller. De catalogarlos instantáneamente como parecidos.

He leído dos que he visto promocionados fuerte con este tema, El corazón de la Bruja y Ella que llegó a ser el Sol. Se parecen lo que una manzana a una pera.

El corazón de la Bruja tiene sin duda una idea de base similar. Dos brujas maltratadas por su mitología, en este caso la nórdica. Pero la manera de Gornichec y de Miller de escribir es tan, pero tan diferente, que aunque compartan tema se sienten productos en polos casi opuestos. Además Gornichec busca más el romance y la sorpresa, definiciones más humanas aunque sean de cosas más grotescas. Y su narrativa es menos adulta.

Con Ella que llegó a ser el Sol tengo más difícil hacer una buena comparación porque no me gustó, así que siento que podría llegar a ser injusta. Parker-Chan tiene un estilo más preciosista que Gornichec, en ese sentido más cerca de Miller que ella. Pero en realidad ni en eso se parecen. Parker-Chan es menos lírica pero más Shakespereana y le da más importancia a los sabores, las texturas, los olores.

Donde en Miller hay una exploración mitológica en Parker-Chan tenemos una base mitológica pero una novela mucho más cercana a otro tipo de fantasía histórica oscura. La presentación de los personajes también difiere muchísimo. La autora de Circe plantea una narrativa que, aunque muy dura y dedicada a la exploración psicológica, tiene cierto punto de idealismo y comprensión. Incluso cuando sus personajes hacen cosas horribles. Con Parker-Chan, y este es uno de los puntos en los que puedo caer en una injusticia total y absoluta, los personajes son mucho más desagradables y, aunque puedes empatizar con ellos por el inmenso drama detrás, no los sentía cerca como lectora. Si habéis leído a Kameron Hurley yo pondría a la autora de Ella que llegó a ser el Sol en esa misma estela.

Supongo que la comparación está, en términos de márketing, más que justificada por sus trasfondos y primera persona. Si haces una lista de libros sobre fantasía y mitología entiendo su inclusión en el mismo sitio, por ejemplo. Sobre todo en el caso de El corazón de la Bruja. Pero en realidad son lecturas tan diferentes que si llegas a una desde la otra queriendo buscar algo con una esencia similar, creo que tiene más papeletas para que una u otra no te guste.

Puntuación: 5 de 5.
  • Título original: Circe
  • Autora: Madeline Miller
  • Traductor: Celia Recarey Rendo
  • Jorge Cano Cuenca
  • Publicación: 2018
  • Editorial: Alianza
  • Páginas: 448
  • ISBN: 978-84-9181-749-9
  • Precio: 26,95€
  • Género: Fantasía/Retelling mitológico
  • Autoconclusivo

Reseña: «La canción de Aquiles» (Madeline Miller)

¿QUÉ ES LA CANCIÓN DE AQUILES?

Primera novela de la autora estadounidense Madeline Miller. Aunque es autoconclusiva se mueve en el mismo universo mitológico griego que el resto de sus obras. Es decir, si os gusta esta podéis ir directamente a por Circe o a por la historia de Galatea.

Según la editorial:

Grecia en la era de los héroes. Patroclo, un príncipe joven y torpe, ha sido exiliado al reino de Ftía, donde vive a la sombra del rey Peleo y su hijo divino, Aquiles. Aquiles, el mejor de los griegos, es todo lo que no es Patroclo: fuerte, apuesto, hijo de una diosa. Un día Aquiles toma bajo su protección al lastimoso príncipe y ese vínculo provisional da paso a una sólida amistad mientras ambos se convierten en jóvenes habilidosos en las artes de la guerra. Pero el destino nunca está lejos de los talones de Aquiles. Cuando se extiende la noticia del rapto de Helena de Esparta, se convoca a los hombres de Grecia para asediar la ciudad de Troya. Aquiles, seducido por la promesa de un destino glorioso, se une a la causa, y Patroclo, dividido entre el amor y el miedo por su compañero, lo sigue a la guerra. Poco podía imaginar que los años siguientes iban a poner a prueba todo cuanto habían aprendido y todo cuanto valoraban profundamente.

¿CÓMO ES LA CANCIÓN DE AQUILES?

Saber cómo tenía que terminar la historia no me libró de la llorera. Este libro es una mezcla de ternura y dolor, de impotencia contra el futuro mientras saboreas y sufres el presente.

Madre mía. A ver cómo os cuento todo esto sin acabar con el corazón roto otra vez.

El argumento sigue la historia de la Ilíada y un pelín de la Odisea desde el punto de vista de Patroclo. Si estáis interesados en las historias clásicas, habéis visto la película de Troya o cualquier cosa por el estilo será un viejo conocido vuestro. Aunque sea de pasada. En caso contrario os diré que Patroclo es un personaje de gran importancia para una historia en la que es, a la vez, un secundario que queda bastante al margen de las grandes gestas que le rodean.

Patroclo era el compañero más cercano de Aquiles, el novio vaya. Sí, sí. Sé que hay muchos debates sobre la representación de la homosexualidad en la Grecia clásica y mucho no se puede usar la visión de hoy en día para juzgar cosas del pasado. Pero tampoco se pueden invisibilizar realidades y qué queréis que os diga, Madeline Miller lo borda.

Cuando cogí La canción de Aquiles ya era una obra muy famosa pero aún no tantísimo como ahora. Las reseñas que había leído se centraban siempre en la prosa llena de lirismo de la autora, en la cadencia clásica y bien investigada de su narrativa. Y todo eso son atributos que, sin duda, tiene y destacan. Pero a mí lo que me pudo fue el romance.

Ver a Aquiles a través de los ojos de Patroclo.

El punto cumbre de Miller aquí, que luego será diferente en Circe, es bañarnos en por qué contamos esta historia una y otra vez. Por qué occidente vuelve siempre a la Ilíada y a la Odisea. Los sentimientos universales. Es tan fácil entender todo esto y está tan bien contado.

Patroclo no encaja en su lugar natal. Su familia está rota. Y él termina sintiéndose roto después de un incidente muy serio que le manda a servir al padre de Aquiles. Allí sigue sin encajar hasta que su relación con el joven semidiós rubio despega y terminan convirtiéndose en inseparables. Encuentran juntos su hogar y en perlas diminutas hayan una felicidad que se aleja de su vida real y de lo que se espera de ambos.

Pero Aquiles no es capaz de separarse de lo que se espera de él, de su necesidad de destacar, usar sus dones, tener una historia que será contada. Y por lo tanto de lanzarse a su oscuro destino.

En este aspecto Miller escribe además a una brillante y dura de leer madre de Aquiles, un personaje difícil de llevar por su entendible rencor a los humanos, por el miedo a lo que espera a su hijo y con una relación difícil con todo lo que le rodea.

Existe todo un mundo de pulsiones en torno a Aquiles. Un deseo de protegerle, de engrandecerle, de disfrutar de su sonrisa y a la vez de su incapacidad para la empatía a menudo, que empuja a los personajes cercanos y ataca a los demás con una envidia y deseos de manipulación que concluyen en un final perfecto. Perfecto y desesperante. Y lento. Y sobrecogedor.

En su esencia es, además, una historia sobre la guerra, como no podría ser de otra manera. Miller no es una gran escritora de batallas si no de sentimientos humanos. Su versión de esta historia se centra en una reflexión sobre qué mueve a los héroes y la cantidad terrorífica de pequeñas crueldades que terminan confluyendo para crear las peores de todas ellas.

Es una historia sobre nombres y apellidos mientras mueren colectivos. Sobre a qué obedecen las cosas que perdemos cuando la gente que está por encima de nosotros se pelea. Sobre el destino. Sobre el miedo al olvido y nuestra visión de nosotros mismos.

Aquiles se ve aterrado por la pérdida de lo que considera su esencia y su visión no termina de construirse hasta que no descubre qué es lo que le compone realmente.

Para terminar quiero volver, brevemente, al tema de la prosa de Miller. He comentado de pasada su lirismo y academicismo pero es importante destacar que no es una lectura que se sienta densa. Lo cogí con miedo pero fue muy fluido incluso pese a haberlo leído en inglés. No os recomiendo que os lancéis a ello si no estáis acostumbrados a leer en este idioma, claro. Tampoco es eso. Pero si ya lleváis ritmo con el tema no os va a costar.

¿PARA QUIÉN ES LA CANCIÓN DE AQUILES?

Si os gustan las historias sobre mitología clásica que se centran más en las personas que en los dioses, disfrutáis del lenguaje y de narrativas que se centran en disfrutarlo, si queréis leer una buena y trágica historia de amor, este es vuestro libro.

Además la edición española es preciosa. Lo leí en inglés y prefiero los libros en tapas blandas pero es innegable que la editorial ha puesto bastante mimo en los libros de esta autora.

Puntuación: 5 de 5.
  • Título original: The Song of Achilles
  • Autora: Madeline Miller
  • Traductor: José Miguel Pallarés Sanmiguel
  • Publicación: 2011
  • Editorial: Alianza
  • Páginas: 392
  • ISBN: 978-84-1362-213-2 EPUB: 978-84-1362-214-9
  • Precio: 20,95€ (papel)/12,49€ (epub)
  • Género: Fantasía/Retelling mitológico
  • Autoconclusivo