Reseña: «Mago: maestro» (Raymond E. Feist)

Para la cabecera de la primera entrada en La saga de la fractura, escogí una portada de hace ya unos cuantos años que me resultaba encantadora. En esta segunda entrega nos vamos a la edición brasileña, de 2016, con la editorial Arqueiro. Lamentablemente no pone el nombre del ilustrador, pero por si tenéis curiosidad aquí os dejo la web con la ficha entera.

Me hace muchísima gracia el contraste de lo que se llevaba antes con lo de ahora, el intento de darle un tono mucho más oscuro. Si os digo la verdad, ambas pegan con la historia. Y, en especial, la primera pega con el anterior y esta con este.

Para ver una edición más clásica podéis bajar al final de la entrada, donde os dejo los datos de la española que existió en su día de manos de La Factoría de Ideas.

Pero bueno, vayamos con la reseña del libro en sí.

Qué buena decisión fue separar este libro y el primero y qué mala volver a juntarlos, en mi humilde opinión. Me alegro muchísimo de haberlos leído por separado y con bastante tiempo entre ambos.

Dije en la reseña de Mago: aprendiz que se cortaba en un momento extrañísimo pero que ya me parecía que beneficiaba bastante a la lectura. Y madre mía lo que me estoy dando la razón a mí misma.

Eso sí, aún no he leído el tercero y el cuarto y es cierto que, por lo que he visto mirando en Google, parece que esta primera fase es una historia que no sigue de manera exactamente lineal con los siguientes. Aquí estamos bastante centrados en un chico llamado Pug, aunque sea bastante coral, y luego nos vamos con otro de los protagonistas. En ese sentido puedo entender Magician como un único tomo.

Pero, honestamente, yo creo que habría abandonado la lectura si hubiera comprado esto de una tacada. Me gustaría más que Mago fuese una bilogía y lo demás otra saga en el mismo mundo.

Como ya os conté con el anterior, para mí, aquí estamos otra vez ante un goteo constante de instantes, segundos, frases de una genialidad absoluta. Y el tema es si la lectura de todo lo demás te compensa.

Me reafirmo, también, en que Feist es un gran escritor. Pero en que a la vez es muy pesado de leer. Si esto estuviera contado de una manera más ágil, si hubiera sabido llevar mejor el carisma de sus propios personajes, esta saga hubiera sido grandiosa. Y yo sé que hay muchas personas que disfrutan de la literatura pausada, de las descripciones eternas y de los momentos triviales y pequeños. Pero ese no es el problema, esto no es El Señor de los Anillos.

Es que los diálogos a veces están escritos, me vais a perdonar, con vaguería. Sobre todo los románticos. Hay tramas que yo creo que no tenía ganas de escribir y simplemente las metió porque era su idea de cómo se estructuraba una novela de fantasía. Cuando yo era pequeña no me gustaban los enanos como criaturas fantásticas pero, cada vez que me ponía a escribir, metía uno. Porque pensaba que se hacía así, porque estaban en todas mis novelas favoritas.

Pues a Feist le ha pasado lo mismo. En especial con sus personajes femeninos.

Volviendo a mi anterior reseña, ya dije que ni sabía por qué me metía en este berenjenal. Aquí es peor. De una princesa anodina que en realidad no merecía la pena, pasamos a un arco de crecimiento sobre no importar en absoluto para la trama, servir solo para que los hombres pasen a ser adultos y tener que ser dignas como sinónimo de carentes de personalidad.

Y esto os puede importar o no. En lo personal, hay muchas obras de ficción que me encantan cuyos personajes femeninos son una cosa ridícula, inexistente o directamente ofensiva. Mientras entendamos lo que estamos leyendo, ya está. Pero esto, uf. Es que lastra toda la trama porque cada mención a una mujer es más aburrida o estúpida que la anterior.

En un momento dado Pug se va a enamorar de una chica y van a tener el romance más soso, cansino y carente de absolutamente todo lo que hace buena a una escena de libro que os vayáis a encontrar. Esto sí que es instalove malo, no lo que quieren criticar en ciertas novelas de YA. Ni me acuerdo del nombre de la señora y lo acabo de leer. Nada de personalidad y aún así se detiene a trozos a darle una relevancia que yo es que, no sé. Y no es la única mujer con la que pasa esto, es solo un ejemplo.

Yo diría que en parte es porque Feist no quiere escribir sobre sentimientos. Quiere crear sensación de camaradería, sin duda. Las relaciones de amistad entre hombres son importantes. Pero en realidad los personajes no actúan como tal. No hay un contacto, físico o psicológico, que acompañe a la historia. Le falta todo eso que es tan importante por ejemplo en La Rueda del Tiempo, que aunque también separe a sus protagonistas sabes que el momento en que se reúnan es un momento grande. O en la trilogía del Vatídico, donde casi todo el mundo es horrible y sin embargo la maraña de sentimientos se entreteje de manera maestra.

Lo intenta, pero no sale. Y no sale porque entre medias nunca quiso escribir las escenas adecuadas. Y, sobre todo, los diálogos adecuados.

A partir de aquí entro en un punto de la reseña que es muy divertido de escribir. Sé que Feist ha hablado en entrevistas (como por ejemplo esta de The Guardian) sobre sus diferencias narrativas con George R.R. Martin. Sobre el mantenimiento de un estilo a lo largo de su carrera siendo ya tan dilatada, cambios de paradigma en la industria, toda la pesca.

En fantasía siempre ha habido violencia y siempre ha habido muertes. Ya he dicho, varias veces, que es bastante tramposo hablar de un oscurecimiento del género cuando El Señor de los Anillos tiene, por ejemplo, a Denethor. Incluso en sagas que la gente piensa que son arquetípicas absolutas en bien y mal, como la Dragonlance, eso es absolutamente falso. Y la base del género son explicaciones a fenómenos desconcertantes y lecciones de vida que buscaban ser aterradoras.

Lo que ha cambiado es el lenguaje con el que narramos toda esa oscuridad.

La cosa con Feist es que suena desfasado para lectores contemporáneos y, sospecho, en parte también para sus coetáneos. Es el problema que más le pesa al libro, es lo que le distancia de tener unos buenos diálogos. Que nada suena a algo que diría un ser humano real, que todo suena lejano.

Pero quizá os sorprenda, después de estas casi mil palabras, cuando os diga que de hecho me alegro muchísimo de haberme leído esta novela. Porque, volviendo al punto de los momentos brillantes, hay veces en las que parece que Feist va a salir de su crisálida. En las que esa distancia y expresión extrañas dejan paso a algo un poco más épico y crudo que está muy muy bien montado.

Veo trozos de varias de mis historias favoritas aquí. Algunas calcadas, como ya comenté en Aprendiz, de cosas como ESDLA. Otras, libros que aún quedaban diez años o más para que se publicasen.

Hay un personaje, Tomas, con un descenso a la oscuridad que en algunos tramos de la novela me resultó fascinante. A través de él descubrimos unas guerras antiguas que dieron lugar a la situación actual y le vemos ir perdiendo el control de sí mismo. Cómo se recrudece el conflicto, qué papel juega el carisma de un líder. Y es cierto que su conclusión es, para mí, una de las mayores decepciones de la novela. Pero cuando te da buenas escenas son una maravilla. Me recuerda muchísimo a Berserk toda esta parte.

Sin querer entrar en spoilers, si el resto de Mago: maestro hubiera estado en la misma línea, hay una escena de este señor que podría haber puesto las corrientes que se empezaron a popularizar más con Geralt o Juego de Tronos ya en 1982. Insisto, no por la violencia que eso como recurso siempre ha sido habitual, si no por el lenguaje y la estructura.

Además Tomas no es el único. Es que, de verdad, se va viendo aquí y allá y tiene elementos tan atractivos que me da pena no haberme enamorado del libro. No porque yo quiera que los libros sean más violentos, si no por cómo de bien plantea algunas partes de la crueldad y ridiculez humanas y cómo queda junto a los elementos fantásticos que escribe. La idea de las costumbres, de pertenencia, quién debe gobernar, hijos ilegítimos…

No hay mucho más que decir después de esto excepto, de nuevo, que me alegro mucho de haberlo leído. Si cogisteis la primera parte y estáis dudando, si no lo odiasteis, dadle una oportunidad. Si estáis esperando que cambie bastante o mejore eso no va a pasar. Así que, en ese caso, definitivamente dejadlo.

Yo seguiré, aunque no sé cuando. Se me acumulan las sagas.

  • Título original: Magician: Master
  • Autor: Raymond E. Feist
  • Publicación original: 1982
  • Editorial: La Factoría de Ideas
  • Páginas: 364
  • ISBN: 978-8495024732
  • Precio: descatalogado
  • Género: fantasía épica
  • Saga: saga de la Fractura 2/4

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