Reseña: «El nombre del mundo es Bosque» (Ursula K. Le Guin)

  • Autora: Ursula K. Le Guin
  • Título original: The Word for World Is Forest
  • Editorial: Minotauro
  • Fecha de publicación original: 1972
  • Precio: 16’95€ eBook 7’99€
  • Páginas: 160
  • ISBN: 978-84-450-0978-9
  • Traducción: Matilde Horne
  • Saga: ciclo de Ekumen o Hainish Cycle

¿QUÉ ES EL NOMBRE DEL MUNDO ES BOSQUE?

En el planeta Atshe, el ciclo de la vida, la cultura, las costumbres, los procesos mentales nacen y se desarrollan en la estabilidad autónoma del cosmos, pero la llegada de una expedición terrestre cambiará dramáticamente el pacífico modo de vida de los nativos del planeta.

Aunque es una novela completamente autoconclusiva forma parte del ciclo de Ekumen, un universo compartido en el que Ursula K. Le Guin exploraba en clave de ciencia ficción asuntos antropológicos y sociológicos. Junto a los desposeídos y la mano izquierda de la oscuridad cierra la tríada de las obras más famosas de la autora en este grupo.

El nombre del mundo es Bosque se publicó primero en la colección de relatos Again, Dangerous Visions de 1972. El año siguiente apareció como novella y se hizo además con el Hugo en dicha categoría amén de numerosas nominaciones de renombre, como el National Book Award. Este período temporal corresponde, además, con los últimos años de la guerra de Vietnam (finalizó en el 75) y con un fuerte sentimiento ecologista, que culminaría con varios tratados en EEUU entre el 73 y el 75 para proteger la flora y la fauna.

¿CÓMO ES EL NOMBRE DEL MUNDO ES BOSQUE?

Aviso de contenido: violaciones

Uno de los temas que más me gustan en la ciencia ficción es el análisis de las implicaciones sociales de la carrera espacial. No sólo nos permite enfrentarnos a la idealización del futuro de la humanidad, si no que es una forma estupenda de explorar lo que estamos haciendo ahora y desde hace muchos siglos en la Tierra.

Le Guin se lanza a abordar este tema y lo hace desde un punto de vista antropológico, criticando el abuso de poder colonialista. Desde la destrucción del hábitat en nombre de la búsqueda de recursos al racismo, pasando por los cambios que se producen en las civilizaciones oprimidas y las personalidades de los conquistadores, tenemos ante nosotros una historia cruda y dolorosa.

La sensación de desasosiego y tristeza mientras algo muy importante se va perdiendo es constante. Ni siquiera las pequeñas esperanzas levantan el ánimo en una historia que habla de lucha pero también de los cambios que requiere enfrentarte a quien intenta aniquilar tu forma de vida. Es una lectura muy interesante pero muy desagradable.

No os imaginéis, sin embargo, que este sea un libro en el que seas o muy bueno o muy malo y nada entre medias. Una de las cosas más apasionantes en esta novela corta es, como comentaba de pasada más arriba, la personalidad de los conquistadores.

La única manera de hacer el mal no es ser un descerebrado abiertamente agresivo. También puedes pensar que eres una buena persona, creer que estas haciendo lo correcto y que eres bondadoso, y estar sin embargo perpetuando un sistema que exprime los recursos del mundo hasta dejarlo inhabitable.

Es fascinante cómo algunos personajes son incapaces de entender las reacciones de la población nativa, como si no asesinar a alguien fuese suficiente para ganarte su aprecio y lealtad. Enseñar que lo voluntario es siempre dependiente de recursos, situación social y miedo es un tema de actualidad perpetua para la humanidad.

De aquí además pasa a otro tema punzante y también siempre presente, el consentimiento. La autora toma la decisión, claramente consciente, de poner las relaciones hombre/mujer en este ambiente violento en paralelo. Siempre son una parte fundamental de la acción pero siempre hay un silencio en torno a ellas que da para una historia de terror.

Hay una escena, casi nada más empezar, en la que un personaje habla de violaciones como si no fuesen tal por no recibir una lucha abierta y violenta que es, además de escalofriante, un sumario para toda la novela.

Tampoco es una historia que pretenda hablar de gente que necesita cambiar su percepción, villanos que lo han pasado muy mal y a los que hay que comprender y bondad y pureza por defecto alteradas por una mala vida No. En el nombre del mundo es bosque hay retratos de maldad pura y dura, de desprecio y de ir mucho más allá de lo que las órdenes requerirían.

Entrando en el terreno de lo no tan positivo para mí.

La novella es excelente, podría hablar de ella durante horas porque el concepto es interesantísimo, pero no me ha enganchado. Es difícil expresar esto bien porque este texto no busca entretenerte, su vocación es la de incomodarte. Y ese apartado lo hace perfecto y no es ahí donde me pierde un poco.

Es en que el lenguaje, lo pausada que se hace pese a lo corta que es, el ambiente ligeramente onírico, hacen que me distraiga. Me costaba horrores mantenerme centrada en lo que estaba leyendo. Me pasó demasiado a menudo darme cuenta de que hacía un rato que ya no estaba conectada con la lectura.

Además desde el propio título queda claro que esta no es una novela de personajes si no de ambientación. De nuevo, esto también es complicado de expresar. La construcción del mundo ocupa mucho menos espacio que la acción de los personajes y la base antropológica es el motor de la narración. Sin embargo lo que Le Guin busca hacer (y hace con maestría de hecho) es vincular la salud del mundo, la manera en la que nuestro lenguaje se basa en lo que nos rodea, con todos los aspectos personales y culturales. Es apasionante pero no es, de base, el tipo de lectura que me engancha.

¿PARA QUIÉN ES EL NOMBRE DEL MUNDO ES BOSQUE?

Si os gusta la ciencia ficción con base social lo más probable es que os encante. Le Guin es una diosa en lo que hace e, incluso si tenéis gustos parecidos a los míos y no es el tipo de narrativa que más os engancha, creo que tiene muchísimas otras cosas que hacen que merezca la pena.

Eso sí, es una lectura dura, dolorosa, desagradable. Preparaos para enfadaros muchísimo.

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