Hacia la ficción contemporánea: The Wife’s Lament

Como The Wanderer otra poesía elegíaca sin elementos puramente fantásticos. Pertenecen, de hecho, al mismo volumen conservado en Exeter.

The Wife’s Lament es la historia de una mujer y de sus sentimientos. Su autor es (como siempre en este período) anónimo. Pero no sería descabellado considerar que se tratase de una mujer siendo  esta una obra de un carácter tan personal, detallado e intimista. En caso de ser un autor masculino sería, desde luego, uno muy capaz de ponerse en la piel de una mujer. En una época en que nunca se les animaba a hacerlo. 

Nuestra protagonista está exiliada en un bosque, viviendo en lo que parece el hueco de una colina. Quizá un espacio pagano sagrado. Vive sola y rodeada de espinos, representación de las múltiples penas de su alma.

Con bastante probabilidad esta mujer había sido casada como una ofrenda de paz. Ella, sin embargo, amaba a su pareja. Fueron felices hasta que él tuvo que marcharse y se vio sola, rodeada de las intrigas de su familia política. Por ello termina viviendo en aquel desolador paraje. Sus pesar como única compañía.

Al ser un monólogo la inmersión en sus sentimientos es absoluta. No conocemos ninguna otra versión de los hechos que la suya.

El poema refleja el, en teoría, equivalente femenino a la relación de lealtad entre guerreros y Señor (comitatus). Hablamos  del matrimonio.

Una gran diferencia con The Wanderer es que pese a conservarse su escritura cristiana para esta mujer no existe el consuelo en dios. 

Es un relato crudo y frío pero muy hermoso. Sus parajes, no muy descritos pero con fuerte presencia y su profundo intimismo son muy típicos del terror. Hasta cierto punto es como si el bosque no existiese en realidad siendo los espinos la metáfora que completa su mundo interior. En relatos de Bécquer como la Promesa, por ejemplo, aparece una atmósfera similar. 

The Wife’s Lament posee en esencia esa idea tan romántica de las mujeres solas en el bosque, como un elemento triste y casi feerico. 

Siendo una de las obras más importantes de época anglosajona es también interesante hacer una comparativa con Tolkien. En este caso el personaje de Éowyn. 

Éowyn vive en una jaula de oro donde las intrigas familiares han destrozado su otrora alegre vida. Todos los sentimientos que conocemos en nuestra heroína son, de manera clara ,similares a los de The Wife’s Lament.

Cuando conoce a Aragorn se enamora de él, pero es un amor imposible. Busca en el futuro rey de Gondor la culminación del papel femenino de la época, esta relación ya mencionada de comitatus a través del matrimonio. Aragorn es perfecto para ello porque es todo lo que a Éowyn le gustaría poder ser y, a la vez, todo lo que debería ser un Señor. Al no poder obtenerla, termina marchando a la guerra y sirviendo a un Señor (Théoden) como un Rohirrim más, rompiendo con la tragedia sin posibilidad de salida que The Wife’s Lament presenta.

“Todas vuestras palabras significan una sola cosa: eres una mujer, y tu misión está en el hogar. Sin embargo, cuando los hombres hayan muerto con honor en la batalla, se te permitirá quemar la casa e inmolarte con ella, puesto que ya no la necesitarán. Pero soy de la Casa de Eorl, no una mujer de servicio. Sé montar a caballo y esgrimir una espada y no temo el sufrimiento ni la muerte.”

Traducción de Finduriel

Aunque esa ruptura a nivel narrativo es ciertamente novedosa, la mujer anglosajona casada o no era una mujer con cierto poder. En esta cultura se esperaba que fuéramos educadas y ceremoniosas, estatus que Éowyn no rompe nunca, pero no todas estaban relegadas al hogar sin más.

En sus «guerras góticas» (558 d.C.) Procopio de Cesárea dejó la primera mención escrita a una mujer inglesa. La dama en cuestión lideró un grupo de guerreros para capturar (que no rescatar) a su marido. Las Anglosajonas eran consejeras valoradas y las mujeres casadas para traer la paz entre tribus no se convertían inmediatamente en elementos pasivos del intercambio. Como ejemplo tenemos a Aethelflaed, recordada por sus grandes dotes militares. 

Es común a las mujeres de esta época, sin embargo, que sus historias siempre culminen o empiecen con un matrimonio. Ya sea con cristo o con un hombre corriente. No en vano es el matrimonio el elemento a través del que las mujeres alcanzan el tan deseado comitatus. Tampoco Éowyn escapa a esta tradición. 

No obstante no se escapa a ningún análisis que Éowyn da en narrativa un paso adelante. Su historia y evolución supera en cierto sentido a sus referentes literarios. Es pues deudora y transgresora del contexto anglosajón que Tolkien estudiaba con tanto afán.

Algún día hablaré sobre el personaje con más detenimiento en su propio espacio. Mientras os recomiendo este artículo publicado en The Mary Sue, escrito por Mariah McCourt y traducido al español por Findûriel: 

http://finduriel.blogspot.com.es/2018/01/yo-no-soy-un-hombre-no-es-suficiente-la.html

Aunque la hazaña de Éowyn es enorme no por ello quiero decir que «la esposa» no luche. Uno de los mayores signos de opresión es silenciar los discursos que rompen la norma y en este poema tenemos a una mujer que utiliza su voz para exponer la injusticia. Aunque no cumpla con la idea clásica de heroicidad en contexto y perspectiva lo es.

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